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¿Cuándo tendremos nuestra casa conectada?

Cámaras integradas en focos, mesas calentando sus platillos, las innovaciones se multiplican para equipar nuestras casas con objetos conectados (SmartHome).

Cámaras integradas en focos, mesas calentando sus platillos, las innovaciones se multiplican para equipar nuestras casas con objetos conectados (SmartHome). Pero, por ahora, el público se interesa poco en esas tecnologías debido a sus precios y temas relacionados con la seguridad y la protección de datos personales.

En septiembre 2016 tuvo lugar el IFA en Berlín, Salón de electrónica para el público en general. Además de presentar productos relacionados con la realidad virtual, los relojes conectados y televisores, una gran parte fue reservada a los objetos conectados que podrían simplificar nuestra vida cotidiana. La vivienda conectada ya es una realidad, los productos están listos, pero falta que el público se voltee hacia ellos. Cafeteras, lavadoras, refrigeradores, hornos, focos y cerraduras, son algunos de los objetos que se conectan a Internet para agilizar nuestra vida cotidiana.

La fantasía de vivir en una casa conectada, donde la luz se prende y apaga automáticamente y los objetos responden a una orden de voz, se encuentra en muchas películas de ciencia ficción: en “Volver al futuro”, de Robert Zemeckis, se describe una casa conectada en 2015; están también las instalaciones inteligentes de la nave de “Star Trek”, película que data de los años setenta. 46 años después seguimos sin contar con esa tecnología en nuestras casas, aunque ya esté lista.

Gracias a Internet y las redes de comunicación, la casa conectada es una realidad y experimenta un crecimiento record. Las grandes marcas de electrodomésticos y electrónica, así como empresas emergentes desean ser parte de ese enorme mercado. En particular, el público está interesado en productos que le permitan economizar energía, mejorar su seguridad o utilizarse en diferentes dispositivos de entretenimiento.

Según un reciente estudio de la Agencia Joshfire, contaremos con 50 mil millones de objetos conectados en nuestros hogares para 2022. Una casa típica podrá tener hasta 500 objetos conectados.

En el Stand de Panasonic de la IFA se presentó una casa inteligente donde los electrodomésticos se integran a los muebles: cristales y espejos que se transforman en pantallas, mesas con captores que calientan la comida y más. El Director General de Panasonic para Europa explica que “no sólo se trata de conectar objetos, sino de ofrecer al público productos que simplifiquen la vida con objetos invisibles que se integran a la casa”.

Si por el momento el jefe de orquesta es el Smartphone y la tableta a través de múltiples aplicaciones, mañana será nuestra voz y gestos quienes dirigirán la sinfonía.

El precio de los objetos conectados es la primera resistencia del consumidor. El refrigerador de Samsung, por ejemplo, cuesta más de 6 000 dólares, razón suficiente para frenar la euforia del público. Además, no basta con comprarlo, también hay que rentar el servicio de conexión y actualización, lo cual implica una pérdida de privacidad para el consumidor. Los datos requeridos para la adquisición de esos objetos hablan de nuestra vida cotidiana y pueden ser utilizados con fines comerciales y más. Ante los ataques de hackers, el tema de la seguridad es otro factor que preocupa y asusta a los consumidores, ya que los objetos conectados pueden ser presa fácil de personas malintencionadas, que buscan así entrar en nuestras casas.

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Jean-Luc Lenoble
jeanluc@marketingcapacitacion.com