Súper cookies espías.
Los internautas no navegamos libremente por la red. Cada página que visitamos queda registrada en nuestro historial de navegación y esta información se vende para la publicidad segmentada. Tal vez se llaman “cookies” para que parezcan inofensivas, y todos las aceptamos sin mayor preocupación.
Dedicarnos a la publicidad digital no nos impide criticar los límites a los que puede llegar. Por medio de las famosas “cookies” terceros pueden rastrear fácilmente información personal. Bajo la bandera de ofrecer anuncios publicitarios mejor dirigidos millones de usuarios somos rastreados.
Las súper cookies pueden rastrear la actividad de navegación aun en modo incógnito. También conocidas por las siglas HSTS, estas cookies son persistentes en los equipos y son difíciles de eliminar. Finalmente nosotros también somos usuarios y debemos preocuparnos por los huecos regulatorios dentro de la red.
¿Se puede comprar tranquilamente por internet? Supongamos que un internauta quiere salir de viaje. Entonces va a Google y teclea “boletos avión”. El buscador, como buen oráculo, le brinda un gran número de resultados para que elija. Al entrar a la página de una agencia de viajes, ésta guardará la información de su itinerario. En el mismo proceso, sabemos cuántos viajan, si van niños, las fechas del viaje, si eligió primera clase y hasta el número de pasaporte.
Además la misma página comenzará a ofrecerle opciones de hospedaje y recorridos turísticos que se adapten a sus posibilidades económicas. Sin duda existe quien quiera comprar toda esta información. El usuario no está protegido contra este tipo de robos virtuales y podría verse comprometida su privacidad.
Las cookies son útiles para el marketing digital, pero no las exenta de sobrepasar algunos límites. ¿Has leído los términos de uso de cookies en las páginas que visitas?
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Referencia: Radical research
Omar Márquez